Perdió la Trinca la Gran Final … ¡PERO GANÓ!

La Trinca Fresera del Irapuato sucumbió ayer domingo 7 de diciembre de 2008. El escenario fue el majestuoso estadio de “La Corregidora” de la colonial ciudad de Querétaro. El marcador fue de dos goles por cero. Los anotadores de los Gallos Blancos, fueron Emilio López Navarro quien a los 9 minutos de iniciadas las acciones del primer tiempo, en los linderos del área grande, cobró una falta en excelente forma anidando el balón en el ángulo del arco defendido por Humberto Martínez, y Valtencir Gómez que anotó un penalti en el minuto 25 de la segunda mitad y con ello definió el rumbo del encuentro.

Fue éste, un juego de futbol de mucha garra; de poder a poder. Los equipos contendientes buscaron afanosamente una y otra vez el marco rival, sólo que los queretanos tuvieron la fortuna –a diferencia del primer partido en el Sergio León Chávez, donde se mostraron ineficaces a la hora de definir- de meter dos veces la de gajos en el marco fresero.   

 

Perdió la Trinca Fresera la gran final… ¡Pero perdiendo, ganó!

 

Ganó el reconocimiento de propios y extraños por la entrega, el pundonor, la gallardía, con que cada uno de los integrantes del equipo Irapuato disputó el balón a lo largo y ancho del empastado anfitrión. Ganó la Trinca, porque luchó como los valientes, sin dar ni pedir cuartel; sin tomarse un solo momento de reposo; encarando con seriedad, deportiva y denodadamente, este duelo vital y de suma trascendencia. Ganó porque cayó con la cara al sol.

 

Ganó la Directiva del equipo Irapuato, porque demostró que cuando hay voluntad, trabajo y organización, se puede tener un equipo competitivo, de calidad, humilde en la victoria y digno en la derrota.

 

Ganó el cuerpo técnico con Ricardo Rayas al frente, porque supieron conjuntar un grupo de jóvenes ansiosos de brillar, con algunos jugadores que han recorrido los circuitos de Primera Nacional y de Primera “A”. Un equipo formado –por las circunstancias con que se armó- más con la idea de no descender, que de aspirar a mayores logro pero que, andando el tiempo, se convirtió en protagonista y en un serio aspirante a la corona que por desgracia no conquistó esta vez.

 

Ganó la afición otrora tantas veces engañada. Ganó, porque este es un equipo que ya siente suyo y porque se percató de que la Trinca tiene calidad, disciplina, coraje y ansias de trascender.

 

Hoy no se pudo, sin embargo, el rumbo es el correcto.

 

¡Enhorabuena Irapuato, eres un digno Subcampeón de la Primera “A”!

 

 

 

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